Beryl tocó tierra este lunes como un poderoso huracán categoría 4 en la isla caribeña Carriacou, al noreste de Granada, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC en inglés) de Estados Unidos.
La «extremadamente peligrøsa» tormenta se encontraba a unos 50 kilómetros al noreste de Granada y presentaba vientos máximos sostenidos de 240 kilómetros por hora, según el NHC, con sede en Miami.
Aviones de la fuerza aérea estadounidense constataron que Beryl ganó fuerza poco antes de tocar tierra. Las autoridades de Carriacou confirmaron que las rachas de viento aumentaron, arrancando techos y causando otros daños.
Los pronósticos prevén que Beryl “traiga vientos que ponen en riesgo la vida y marejada ciclónica”, que amenãzan con devastar comunidades. Las autoridades han pedido a los habitantes de las islas que se pongan a resguardo debido al peligro inminente.
“Esta es una situación extremadamente peligrøsa y amenazãnte para vidas humanas. ¡Tomen acción ahora para proteger sus vidas!”, advirtió el NHC.
Hay alertas de huracán activas en Barbados, Granada, Santa Lucía, Tobago y San Vicente y las Granadinas, donde miles de personas se resguardaban en casas y refugios. El último huracán fuerte que gølpeó el sureste del Caribe fue Iván, que mãtó a decenas de personas en Granada hace casi 20 años.
Las autoridades de Barbados recibieron más de una docena de informes sobre daños en tejados, árboles caídos y postes eléctricos caídos en toda la isla, dijo Kerry Hinds, director de gestión de emergencias.
Había una alerta de tormenta tropical para Martinica y Trinidad. Se emitió un aviso de tormenta tropical para Dominica, toda la costa sur de Haití, y desde Punta Palenque en la República Dominicana hacia el oeste hasta la frontera con Haití.
Los meteorólogos advirtieron de una peligrosa marejada ciclónica de hasta 3 metros (9 pies) en zonas donde Beryl toque tierra, con hasta 15 centímetros (6 pulgadas) de lluvia para Barbados y las islas cercanas que podría alcanzar los 25 cm (10 pulgadas) en algunos puntos, especialmente en Granada y las Granadinas.
Los lugareños cerraron tiendas, se abastecieron de alimentos y llenaron sus autos con gasolina a medida que se acercaba la tormenta. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, dijo que esperaba un desãstre natural que podría durar días.
Con información de La Voz de América