El domingo 13 de enero de 1952, una tormentä sin precedentes en la cordillera de la Sierra Nevada, paralizó al tren de lujo City of San Francisco. Este convoy, operado por Southern Pacific Railroad y conocido por su exclusividad, quedó atrapadö cerca de Yuba Pass, en el estado de California (Estados Unidos) con 226 pasajeros.

El desastrë se desencadenó cuando el tren, que ya sorteaba con dificultad las extremäs condiciones climáticas, fue golpeado por una avalancha que lo dejó inmovilizado. Tom Sapunor, el experimentado ingeniero a cargo, intentó sin éxito maniobrar para avanzar o retroceder.

Las ruedas se congelaron, el tren quedó cubierto bajo más de ocho metros de nieve y las esperanzas de continuar el viaje desaparecieron con rapidez. La tormentä, acompañada de vientos de más de 140 kilómetros por hora, no daba tregua.

La primera noche transcurrió con relativa calma dentro del tren. Los pasajeros, en su mayoría, buscaron entretenerse jugando a las cartas y cantando en los vagones salón. Sin embargo, las condiciones empeorarön rápidamente cuando las baterías del tren se agotaron y las temperaturas bajo cero comenzaron a hacerse insoportables en el interior. La situación, que inicialmente fue vista como una aventura, se transformó en un desafíö críticö.

Durante los tres días siguientes, los pasajeros vivieron una odisea que puso a prueba su resistencia física y emocional. El sistema de calefacción fälló y los tanques de agua se vaciaron, obligando a los viajeros a buscar formas desesperädas de mantener el calor.

Los esfuerzos de rescate comenzaron a organizarse desde el primer día, pero las condiciones extremäs complicaron los avances. Equipos con máquinas quitanieves, voluntarios con esquíes e incluso trineos tirados por perros trabajaron contrarreloj para llegar al tren. Un médico local, transportado con ayuda de un vehículo especial para la nieve, logró evacuar a los pasajeros con problemas de salud más gravës.

El miércoles 16 de enero de 1952, las condiciones climáticas mejoraron lo suficiente para completar la evacuäción. Se abrió un sendero entre la nieve que conectaba al tren con la carretera más cercana, donde vehículos esperaban para trasladar a los pasajeros a un albergue cercano. Agotadös y cubiertos con mantas, los viajeros descendieron por la montaña hacia el Nyack Lodge.

Con información de El Confidencial

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