Un hábito tan simple como tomar un baño caliente antes de dormir podría tener un impacto significativo en nuestra salud y longevidad. Según diversos estudios, incluyendo una publicación en la revista Sleep Medicine Reviews, esta práctica no solo acelera el proceso de conciliar el sueño, sino que también eleva la calidad del descanso general y podría contribuir a una vida más prolongada. Este pequeño ritual nocturno se presenta como una herramienta accesible para mejorar nuestro bienestar a largo plazo.

El mecanismo detrás de este beneficio reside en la termorregulación corporal. El agua caliente eleva temporalmente la temperatura del cuerpo, lo que posteriormente facilita un descenso gradual. Este enfriamiento es crucial para indicarle al cerebro que es el momento de iniciar el proceso de sueño y entrar en sus fases más profundas. Durante estas etapas, el cuerpo realiza funciones esenciales como la regeneración celular, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la reparación de tejidos, procesos vitales para la salud.

Además de inducir un sueño reparador, bañarse antes de acostarse ofrece múltiples beneficios inmediatos y a largo plazo. Ayuda a aliviar el ëstrés y la tënsión muscular acumulada durante el día, mejora la circulación sanguínea y, al promover consistentemente un sueño de mayor calidad, se asocia con una potencial mayor longevidad. Es una práctica que aborda tanto el bienestar mental como el físico.

Para maximizar sus efectos, se recomienda tomar el baño entre 60 y 90 minutos antes de ir a la cama. Este intervalo permite que el cuerpo complete el proceso de enfriamiento y se sincronice con el ritmo natural del sueño. 

Con información de Noticias de Aquí

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